22 años, Hiran Somalia
RUTA MIGRATORIA:
En julio de 2017 tomó la decisión de venir a Europa. De Somalia cruzó a Kenia, Uganda, Sudán del Sur, Sudán y Libia. Llegó en octubre de ese mismo año.
“En mi país la vida no es segura porque hay una guerra, hay muchos problemas”. Samir fue al colegio hasta los 7 años. “Mi ciudad estaba controlada por Al Shabab. Actúan como un estado, tienen su propio Gobierno y Ejército, mataron a mi padre y a mi hermano”. “(En Libia) tuve muchos problemas, pagué dinero, me pegaron, pasé de todo”.
Habla también de extorsión y llamadas a sus familiares para conseguir más dinero. Fue arrestado la primera vez que trató de coger un bote para llegar a Europa y estuvo un año en una prisión de grupos de milicias. Le golpeaban en la cabeza y tiene en la frente una marca pronunciada. Ismail, que hace de traductor, conversa con Samir sobre otras torturas que ambos han visto en los centros de detención: les cogen de los hombros y les golpean la cabeza contra la pared, les dejan colgando del techo por los pies… Cuentan que es muy duro vivir tanto tiempo bajo tierra, como son las cárceles habitualmente. “Cuando te digo que es mejor estar muerto que estar bajo tierra, es por eso, tú no has estado en Libia.
Testimonio recogido y redactado por Marta Maroto (El País)